¡¡Hola de nuevo!! Hoy no nos hemos movido de nuestra magnífica cabaña sueca. Ayer por la noche, tal y como os conté en el último post, nos fuimos a dar una vuelta a la una y pico de la mañana para disfrutar de la luz nocturna. La sensación es tan especial que no encuentro palabras para describirla. De verdad que hay que vivirlo para sentirlo. Las fotos que hice no son sino una pequeña parte de la experiencia humildemente aprehendida con mi cámara. El cielo, ardiendo literalmente. El sol, oculto tras el horizonte, como luchando por salir… un auténtico espectáculo.
Aunque no os lo creáis, esta foto está hecha a las dos de la mañana:
Y aquí estoy yo:
Este fue el momento de la noche en que hubo menos luz. A partir de las dos ya empezó a salir el sol de nuevo. ¡¡Precioso!!
Tan bonita noche que hizo y nos levantamos a las nueve cayendo chuzos de punta. No paró de llover en todo el día, así que aprovechamos para buscar alojamiento en Internet para mañana en Rovaniemi (Finlandia). Se trata de la ciudad natal de Papá Noel. Hay allí una especie de parque de atracciones en torno a esa temática y he oído que se puede dejar la carta a Papá Noel allí en un buzón especial. De hecho, una amiga mía me dio la suya y la tengo aquí para depositarla en donde corresponda. Nosotros no hemos escrito ninguna, pero estamos pensando en hacerlo.
Nos hemos cogido un hotel de cuatro estrellas en Rovaniemi; el descanso del guerrero. Nos vamos a quedar un día entero allí. Así, mañana dejaremos atrás Suecia definitivamente para pasar a Finlandia y luego, a Noruega.
A continuación, unas fotos que hicimos por la mañana, reconociendo la zona:
Una seta del tamaño de un portaaviones. Nos han dicho que en esta zona de Europa estamos en temporada de setas por la climatología especial que tienen aquí. Y las hay a montones:
Las casas del pueblo de Sikfors, aquí, al lado del cámping:
Mirad qué paisajes. ¡¡Esto es Suecia!!
Hacía un frío considerable; desenfundamos los paraguas, los gorros y las bufandas. Es como estar en Coruña un día de invierno: 13, 14 grados con lluvia y humedad. No hace mucho frío, pero no puedes estar en chanclas, a menos que seas de aquí. Los otros campistas, noruegos, suecos y finlandeses, van en mangas de camisa y chancletas, y cuando nos ven con los gorros y las bufandas, se nos quedan mirando como si vieran unos extraterrestres. Por estos pagos no hay ni rastro de españoles, ni de franceses, alemanes ni nada que se le parezca.
Y aquí tenéis a la Mari, metiendo en el microondas los calcetines mojados por la lluvia. ¡¡Lo que se aprende de viaje con los de Bibao, la hosss…!!
Aquí tenéis a F. cruzando un puente colgante con asistencia para evitar el vértigo:
Mi dolor de espalda va en aumento, de tal forma que les he pedido a mis compañeros la puesta en práctica de una serie de medidas: 1) No hacer etapas de más de 4 horas en coche (unos 300 kilómetros). 2) Parar en cada sitio al menos dos noches, de tal forma que alternemos día de viaje con día de descanso. And last but not least, 3) Abandono definitivamente el volante y paso a ocupar el asiento de atrás, que es mucho más cómodo.
¡¡¡Nuestro próximo capítulo será escrito en Finlandia, en la ciudad de Papá Noel!!! Allí tienen wifi, como en casi todos los sitios. En unos va mejor que en otros, pero vamos solucionando. Un abrazo muy fuerte a todos, y una vez más, gracias por vuestros comentarios.
Evaristo el Listo.