¡Hola! Os escribo este post desde Oslo. Estos días no he tenido acceso a Internet; de ahí que no os escribiera. Ya tenía auténtico mono de sentarme al teclado para escribir estas líneas. Voy a contaros lo que hicimos durante este tiempo.
LUNES, 16 DE AGOSTO: STAVANGER
Este día estaba previsto como una jornada de reposo que les pedí a mis compañeros de viaje para poder ir a la piscina. Nos quedamos en el mismo cámping que el sábado y el domingo, estratégicamente situado para poder ver Preikestolen y la ciudad de Stavanger. No os podéis ni imaginar el trabajo que me dio encontrar una piscina abierta: desde que entramos en Noruega siempre es la misma canción: no hay muchas piscinas.
La mayoría cierran durante el verano y las que abren lo hacen con un horario esquizofrénico. Figuraos que la que encontré en Stavanger abría de 6 a 12 de la mañana y luego cerraba. En otras ciudades la piscina abre a las 14 y cierra a las 18. Horarios completamente diferentes, requisitos diversos y normas varias según el lugar. A veces te piden gorro y otras no. En algunos sitios te piden bañador deportivo y en otros puedes prácticamente bañarte en calzoncillos. He pasado por piscinas cubiertas y descubiertas, frías y calientes, caras y baratas, con taquillas con cierres sofisticados o con perchitas al alcance de cualquiera…
Mientras estuve nadando las chicas se fueron con Alejandro de compras en Stavanger. Aquí tenéis un mapa para que lo situéis:
Luego, estuve con Mari en el Museo Noruego de Petróleo, que me pareció verdaderamente alucinante. Aquí tenéis el enlace a su sitio web por si os interesa:
Nos llevó verlo más de cuatro horas y nos encantó. Allí aprendes cómo se forma el petróleo y cómo se extrae. Tienen expuesta maquinaria que se usa en la extracción del oro negro y también varias maquetas de plataformas petrolíferas del Mar del Norte:
Aquí tenéis una foto de un “helicóptero submarino”. No entendí muy bien el mecanismo que le da nombre al invento, pero así se llama el artilugio.
Y aquí me tenéis a mí dentro de una cápsula de emergencia que hay en las plataformas para caso de evacuación. No quisiera verme en ella un día de tormenta en el Mar del Norte con otras veintitantas personas a bordo…
Mari saliendo del engendro:
La cápsula desde fuera (será por fotos…)
Y aquí me tenéis dirigiendo una máquina de extracción de petróleo. Conseguí sacar una gotita para la Vespa:
También dedican una parte importante del museo al trabajo de los submarinistas, que por cierto es muy peligroso. En otra sección explican cómo se descubrieron los pozos del Mar del Norte en los años 60 y cómo eso repercutió en la generación de riqueza noruega: fijaos que el 25% del PIB del país proviene del petróleo y el gas, que exportan a toda Europa. El 18% del gas que se consume en España proviene de allí.
Incluso leí en un panel que hacen encuestas periódicas para ver cómo evoluciona la felicidad de los noruegos contrastada con la evolución económica del país. Han llegado a la conclusión de que los noruegos no son más felices desde que son uno de los países más ricos del mundo y que, en cambio, conceden gran valor a los valores no materiales.
Noruega tiene uno de los sistemas de protección social más completos del mundo, pero en cambio, para mantenerlo tienen que pagar más o menos la mitad de su sueldo a la Hacienda Pública. El lugar ideal para ponerse enfermo…
En cuanto a Stavanger, he de decir que me gustó mucho: se trata de un pueblo grande con un centro histórico muy bien conservado, montones de tiendas para hacer compras y un puerto precioso. Aquí tenéis una foto de la iglesia (¿o catedral, más bien?) En fin, una “domkirke”, en noruego.
El puertecito:
MARTES, 17 DE AGOSTO: KRISTIANSAND
El marte emprendimos definitivamente el camino de vuelta a casa. La primera parada: Oslo. Pero como hay siete horas de camino, fragmentamos la etapa en dos días y nos paramos a visitar la ciudad de Kristiansand, que, a juzgar por el mapa, parece la ciudad más meridional de Noruega. Esta es la ruta que hicimos desde Stavanger hasta Kristiansand:
Desde aquí debe de haber unos 2.500 ó 3.000 kilómetros hasta el Cabo Norte y las diferencias entre ambos lugares son enormes. Pensad que la distancia es muy grande pero que sólo hay poco más de cuatro millones de noruegos. Galicia es muchísimo más pequeña y casi tiene la misma población. Aquí tenéis unas fotos. La verdad es que Kristiansand es un pueblo agradable pero un tanto anodino:
Comimos en una cadena de pizzerías que se llama Pepe Pizza. Y nos hemos pedido la pizza “Viva España”, con chorizo y ajo (que no vale ni dos duros). Pero fue muy gracioso; eso sí. A Alejandro le encantó:
Llegando al cámping, dos horas antes de llegar a Oslo, nos cayó un chaparrón como si nos echaran cubos de agua. Nos encharcamos completamente descargando el coche y por si fuera poco, la cabaña no tenía cuarto de baño, de forma que para ir a ducharse o al WC nos tuvimos que volver a mojar. Un horror… Y aún encima, no tenía wifi para hacer el blog: el colmo. Esta es tal vez la última cabaña en la que estamos.
MIÉRCOLES, 18 DE AGOSTO: OSLO
Hoy hemos llegado a Oslo por la mañana. Nuestra ruta desde Kristiansand:
Hemos dedicado la tarde a visitar la ciudad. Aquí tenéis una foto del famoso ayuntamiento de Oslo; la que se hace todo el mundo aquí:
Y allí mismo, los barquitos en el puerto:
Las niñas frente a un canal, en una zona de edificios modernos. No quiero ni pensar lo que costará un pisito ahí:
Debía de haber fiesta, porque mucha gente iba disfrazada y haciendo el ganso por la calle. Hay una marcha en Oslo que yo no me esperaba… De saberlo, nos pasábamos aquí unos días. Estos de la foto iban disfrazados de mejicanos y cantando “Ay Jalisco” en un castellano deplorable:
El Teatro Nacional:
El Palacio Real:
En un jardincito, momento de intimidad:
El Vigelandsparken; el “Hyde Park” de Oslo:
Una estátua de Alfred Nobel:
Mañana por la mañana cogemos el ferry a Alemania y espero hacer más fotos allí, aunque no creo que tengamos Internet hasta llegar a Ámsterdam. ¡¡Sigo escribiendo!!
Un abrazo a todos.
Evaristo el Listo.