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Stavanger, Kristiansand y Oslo

Publicado: 18/08/2010 en Noruega

¡Hola! Os escribo este post desde Oslo. Estos días no he tenido acceso a Internet; de ahí que no os escribiera. Ya tenía auténtico mono de sentarme al teclado para escribir estas líneas. Voy a contaros lo que hicimos durante este tiempo.

LUNES, 16 DE AGOSTO: STAVANGER

Este día estaba previsto como una jornada de reposo que les pedí a mis compañeros de viaje para poder ir a la piscina. Nos quedamos en el mismo cámping que el sábado y el domingo, estratégicamente situado para poder ver Preikestolen y la ciudad de Stavanger. No os podéis ni imaginar el trabajo que me dio encontrar una piscina abierta: desde que entramos en Noruega siempre es la misma canción: no hay muchas piscinas.

La mayoría cierran durante el verano y las que abren lo hacen con un horario esquizofrénico. Figuraos que la que encontré en Stavanger abría de 6 a 12 de la mañana y luego cerraba. En otras ciudades la piscina abre a las 14 y cierra a las 18. Horarios completamente diferentes, requisitos diversos y normas varias según el lugar. A veces te piden gorro y otras no. En algunos sitios te piden bañador deportivo y en otros puedes prácticamente bañarte en calzoncillos. He pasado por piscinas cubiertas y descubiertas, frías y calientes, caras y baratas, con taquillas con cierres sofisticados o con perchitas al alcance de cualquiera…

Mientras estuve nadando las chicas se fueron con Alejandro de compras en Stavanger. Aquí tenéis un mapa para que lo situéis:

Luego, estuve con Mari en el Museo Noruego de Petróleo, que me pareció verdaderamente alucinante. Aquí tenéis el enlace a su sitio web por si os interesa:

NORSK OLJEMUSEUM

Nos llevó verlo más de cuatro horas y nos encantó. Allí aprendes cómo se forma el petróleo y cómo se extrae. Tienen expuesta maquinaria que se usa en la extracción del oro negro y también varias maquetas de plataformas petrolíferas del Mar del Norte:

Aquí tenéis una foto de un “helicóptero submarino”. No entendí muy bien el mecanismo que le da nombre al invento, pero así se llama el artilugio.

Y aquí me tenéis a mí dentro de una cápsula de emergencia que hay en las plataformas para caso de evacuación. No quisiera verme en ella un día de tormenta en el Mar del Norte con otras veintitantas personas a bordo…

Mari saliendo del engendro:

La cápsula desde fuera (será por fotos…)

Y aquí me tenéis dirigiendo una máquina de extracción de petróleo. Conseguí sacar una gotita para la Vespa:

También dedican una parte importante del museo al trabajo de los submarinistas, que por cierto es muy peligroso. En otra sección explican cómo se descubrieron los pozos del Mar del Norte en los años 60 y cómo eso repercutió en la generación de riqueza noruega: fijaos que el 25% del PIB del país proviene del petróleo y el gas, que exportan a toda Europa. El 18% del gas que se consume en España proviene de allí.

Incluso leí en un panel que hacen encuestas periódicas para ver cómo evoluciona la felicidad de los noruegos contrastada con la evolución económica del país. Han llegado a la conclusión de que los noruegos no son más felices desde que son uno de los países más ricos del mundo y que, en cambio, conceden gran valor a los valores no materiales.

Noruega tiene uno de los sistemas de protección social más completos del mundo, pero en cambio, para mantenerlo tienen que pagar más o menos la mitad de su sueldo a la Hacienda Pública. El lugar ideal para ponerse enfermo…

En cuanto a Stavanger, he de decir que me gustó mucho: se trata de un pueblo grande con un centro histórico muy bien conservado, montones de tiendas para hacer compras y un puerto precioso. Aquí tenéis una foto de la iglesia (¿o catedral, más bien?) En fin, una “domkirke”, en noruego.

El puertecito:

MARTES, 17 DE AGOSTO: KRISTIANSAND

El marte emprendimos definitivamente el camino de vuelta a casa. La primera parada: Oslo. Pero como hay siete horas de camino,  fragmentamos la etapa en dos días y nos paramos a visitar la ciudad de Kristiansand, que, a juzgar por el mapa, parece la ciudad más meridional de Noruega. Esta es la ruta que hicimos desde Stavanger hasta Kristiansand:

Desde aquí debe de haber unos 2.500 ó 3.000 kilómetros hasta el Cabo Norte y las diferencias entre ambos lugares son enormes. Pensad que la distancia es muy grande pero que sólo hay poco más de cuatro millones de noruegos. Galicia es muchísimo más pequeña y casi tiene la misma población. Aquí tenéis unas fotos. La verdad es que Kristiansand es un pueblo agradable pero un tanto anodino:

Comimos en una cadena de pizzerías que se llama Pepe Pizza. Y nos hemos pedido la pizza “Viva España”, con chorizo y ajo (que no vale ni dos duros). Pero fue muy gracioso; eso sí. A Alejandro le encantó:

Llegando al cámping, dos horas antes de llegar a Oslo, nos cayó un chaparrón como si nos echaran cubos de agua. Nos encharcamos completamente descargando el coche y por si fuera poco, la cabaña no tenía cuarto de baño, de forma que para ir a ducharse o al WC nos tuvimos que volver a mojar. Un horror… Y aún encima, no tenía wifi para hacer el blog: el colmo. Esta es tal vez la última cabaña en la que estamos.

MIÉRCOLES, 18 DE AGOSTO: OSLO

Hoy hemos llegado a Oslo por la mañana. Nuestra ruta desde Kristiansand:

Hemos dedicado la tarde a visitar la ciudad. Aquí tenéis una foto del famoso ayuntamiento de Oslo; la que se hace todo el mundo aquí:

Y allí mismo, los barquitos en el puerto:

Las niñas frente a un canal, en una zona de edificios modernos. No quiero ni pensar lo que costará un pisito ahí:

Debía de haber fiesta, porque mucha gente iba disfrazada y haciendo el ganso por la calle. Hay una marcha en Oslo que yo no me esperaba… De saberlo, nos pasábamos aquí unos días. Estos de la foto iban disfrazados de mejicanos y cantando “Ay Jalisco” en un castellano deplorable:

El Teatro Nacional:

El Palacio Real:

En un jardincito, momento de intimidad:

El Vigelandsparken; el “Hyde Park” de Oslo:

Una estátua de Alfred Nobel:

Mañana por la mañana cogemos el ferry a Alemania y espero hacer más fotos allí, aunque no creo que tengamos Internet hasta llegar a Ámsterdam. ¡¡Sigo escribiendo!!

Un abrazo a todos.

Evaristo el Listo.

Preikestolen

Publicado: 15/08/2010 en Noruega

Hola de nuevo.

Ayer dedicamos el día a desplazarnos desde Lofthus hasta un cámping en las inmediaciones de Stavanger, a una horita de nuestro destino: Preikestolen. Nos tomamos el día con mucha calma y no hicimos nada que merezca la pena ser mostrado, excepto una cascada que encontramos por casualidad por el camino. Ya os he dicho que en este país te encuentras cascadas, lagos, fiordos, renos y glaciares detrás de cualquier curva.

El cámping es estupendo y nos quedamos aquí tres noches, para poder subir a Preikestolen (uno de los grandes objetivos de nuestro viaje) y visitar Stavanger, una localidad muy turística de la costa sur. El paisaje ayer cambió radicalmente y las montañas dieron paso a suaves colinas de pastos y pocos árboles, que recuerdan más a Bretaña o Irlanda que a lo que hemos visto en el resto de Noruega, Suecia y Finlandia.

Aquí tenéis la ruta que hemos hecho desde el Cabo Norte hasta aquí. Hemos cruzado Noruega entera de norte a sur, desde el 1 de agosto hasta hoy, día 14:

Aquí tenéis en donde estamos, en las inmediaciones de Stavanger:

Hoy hemos dedicado el día a subir a Preikestolen.

Se trata de la pared vertical más alta de Europa, con más de 600 metros de vertiginosa caída. Para llegar a ella hay que hacerse una ruta de senderismo durante dos horas, cuesta arriba, por un camino lleno de piedras. Había tanta gente que aquello parecía la Calle Real en hora punta: matrimonios con hijos, bebés, perros, etc. Fue una ruta realmente dura, porque las piedras resbalaban y era muy fácil dejarse los dientes en cualquiera de ellas. De hecho, F. se torció un pie y yo casi me hago daño también.

En el medio de la subida había un pequeño laguito en el que muchos se bañaban, a pesar de que estaba llenito de barro.

Y mirad qué vista sobre el fiordo:

Ya muy cerca de Preikestolen:

Y por fin, la pared:

La Mari asomándose al vacío:

Sobre la piedra había muchísima gente de todas las nacionalidades; hasta nos encontramos con una portuguesa que llevaba un bebé llorando escandalosamente. F. le ofreció su ayuda y ella le dio las gracias.Tuvimos muchísima suerte, porque hizo un día estupendo de sol y calor, a diferencia de lo que nos pasó en el Cabo Norte, en donde no pudimos disfrutar del sol de media noche.

Alejandro no pudo evitar hacer el ganso con la camiseta y la banderita, así que Mari le hizo las fotos toreando delante de todo el mundo mientras yo discretamente me separaba de ellos y hacía como que no los conocía.

Una última mirada antes de marcharse:

Y en el camino de vuelta me dediqué a sacar fotos del ferry que tuvimos que coger para cruzar el fiordo. En Noruega en vez de hacer puentes que crucen los fiordos, se usan los ferries. De esta forma, vas por una carreterita y de repente se acaba y tienes que esperar el ferry (que además cuesta una pasta). En 300 ó 400 kilómetros igual te tienes que coger tres o cuatro barquitos.

Con la subida a Preikestolen hemos terminado todo lo más importante que hemos venido a hacer aquí. Mañana descansaremos dando una vuelta por Stavanger y pasado emprenderemos el regreso a Galicia. Nos quedan por delante 3.000 kilómetros. Vamos a pasar por Kristiansand (en el sur de Noruega) y Oslo, en donde cogeremos un ferry hasta Kiel, en el norte de Alemania. De allí iremos a Ámsterdam, en donde dejaremos a Alejandro, y entonces, a París, en donde descansaremos un par de días antes de abordar la paliza final, hasta A Coruña. Allí estaremos dentro de algo más de una semana.

Seguiré contándoos lo que vamos haciendo durante este tiempo.

Un abrazo a todos.

Evaristo el Listo.

Urnes stavkirke og Flamsbana

Publicado: 13/08/2010 en Noruega

Hello! El título de hoy lo he compuesto yo en mi incipiente pero patético y macarrónico noruego, aprendido a base de fijarme en los carteles, los folletos y lo que dice la gente. Significa (o pretende significar): “La iglesia de Urnes y el Tren de Flam”. Esas son las dos cosas que hemos hecho hoy.

Hemos visitado todo lo prometido, y esta vez tengo fotos fresquitas y muy interesantes. Por la mañana nos levantamos bien tempranito y nos fuimos a coger el ferry para ir al otro lado del fiordo, en donde se encuentra el pueblecito de Urnes. Ya os dije ayer que allí se puede visitar la iglesia más antigua de Noruega, enteramente hecha de madera.

La verdad es que nos encantó. Pero nos entusiasmó particularmente la explicación que nos dio el guía local, que se esmeró muchísimo y nos ofreció un montón de información sobre la construcción de la iglesia, de la época vikinga. Con la llegada del cristianismo a estos pagos, se empezaron a construir iglesias cada vez más altas, para dar sensación de verticalidad. Pero no se conocían técnicas para hacer edificios altos con madera, así que las primeras iglesias se venían abajo. La técnica se fue desarrollando hasta conseguir una iglesia como esta, que lleva 900 años en pie y ahí sigue.

Una de las técnicas que más me llamó la atención es la perforación de las paredes laterales. Los agujeritos permiten que el viento atraviese la construcción evitando que la tire abajo. Además, el edificio se mueve en función del viento (o sea, que es flexible; si fuera rígido, al contrario, se derrumbaría).

Como hubo quien le prendió fuego a iglesias parecidas, esta cuenta con un sistema que detecta el fuego y antes de cinco segundos se encarga de encharcar la iglesia entera de arriba a abajo.

El guía nos explicó que hombres y mujeres se sentaban separados y que había asientos reservados para las familias prominentes. Le pregunté si se seguían haciendo misas y me dijo que sólo en las ocasiones especiales. Además, en verano, se celebran bodas, bautizos y confirmaciones de gente que viene del extranjero y que reserva la iglesia por un máximo de 45 minutos. Si os interesa casaros aquí tened en cuenta que tenéis que traer vuestro propio sacerdote.

En el párking, antes de cruzar el fiordo, le preguntamos a unos turistas si había que pagar por dejar allí el coche. Nos dijeron: “Parece que no, pero a nosotros nos da igual: somos italianos”. Y nos partimos, porque nosotros somos igual de jetas (o esa es nuestra fama). Además, estuve de palique con un matrimonio alemán que nos hizo una foto. Nos preguntaron de dónde veníamos. Mari, en otro arrebato de patriotismo, les dijo que del País Vasco. Y el tío, ni corto ni perezoso, se atrevió a bromear: “Have you got a bomb in your pocket?” Mari se cabreó y F. y Alejandro se troncharon para su disgusto…

Desde Urnes volvimos a cruzar el fiordo en el ferry y nos fuimos a Flam, un pueblo entre montañas tan aislado, tan aislado, que para llegar allí tuvimos que atravesar un túnel de nada menos que 25 kilómetros. En fin, ese fue el más largo. A lo largo del viaje, para llegar allí y para continuar hasta el cámping, pasamos otros túneles más “cortos”: de 5, 7 y 11 kilómetros respectivamente.

La sensación es un poco claustrofóbica, sobre todo cuando estás a 12 kilómetros de la boca del túnel más cercana, en el medio y medio de la montaña. Hasta hay áreas de descanso iluminadas con luz azul para dar la sensación de estar a cielo abierto (supongo que para gente claustrofóbica). La foto no salió muy allá, pero bueno:

En el pueblo de Flam no hay absolutamente nada de interés, excepto que es el punto de partida del famosísimo tren de Flam (o Flamsbana), que remonta las montañas hasta el pueblo de Myrdal. Había allí cientos de turistas subiendo y bajando de los trenes. El billetito cuesta una pasta: 40 euros ida y vuelta por 20 y 20 kilómetros de viaje, eso sí, espectacular.

La línea férrea entre Flam y Myrdal es de interés porque la construyeron a principios del siglo XX con una obra de ingeniería alucinante para la época, con montones de túneles y puentes. Hay incluso un túnel circular en una montaña, para poder remontarla como si fuera una montaña rusa.

A F. y Alejandro el precio les pareció excesivo y decidieron quedarse en Flam, pero Mari y yo nos atrevimos a hacer la inversión… Ya de estar aquí…

Cuando íbamos en el tren se puso a llover y tuvimos oportunidad de disfrutar de este arco iris tan bonito:

Mirad el túnel en espiral del que os hablaba antes. Si os fijáis, hay varios niveles a medida que va subiendo la montaña:

Los túneles están íntegramente excavados a mano, sin máquina alguna. Cada metro les llevaba un mes de trabajo duro a los obreros. En total, les llevó 20 años completar los 20 kilómetros de recorrido… Casi como la A-6 de Coruña a Madrid, o como el AVE y la Tercera Ronda… Es que en Lacoru no tenemos nada que envidiarle a Flam… los plazos de construcción vienen siendo igual de dilatados 🙂

En un punto del recorrido, el tren se detuvo para que pudiéramos bajarnos a admirar una catarata. Ya hemos visto cascadas tan espectaculares que casi ni miramos para esta. Eso sí, hubo un pequeño espectáculo con música en el que dos guapas noruegas bailaron para los turistas en lo alto de la montaña, junto a la cascada… Pa matarse…

Y a la vuelta, un simpático troll nos despedía cuando salíamos de la estación:

Me acordé mucho de nuestro seguidor de Redes, que disfrutaría como un gorrino viendo la iglesia de Urnes o haciendo ciclismo por las estupendas carreteras que recorren valles y montañas en esta región de Noruega.

Mañana ponemos proa a nuestro último destino antes de regresar: Stavanger y la subida a Prekestolen, que es la pared vertical más alta de Europa. Os contaré todo con pelos y señales.

Un abrazo.

Museo noruego de los glaciares

Publicado: 12/08/2010 en Noruega

¡Hola a todos! Hoy nos dedicamos básicamente a dormir la mona… Nos levantamos tarde (a las diez de la madrugada) y además, fuimos parando por todos los miradores que encontarmos por el camino. Además, disfrutamos mucho con los túneles que se encuentran a cada paso en la carretera. Te encuentras un túnel de siete kilómetros en cualquier carreterucha con la misma facilidad con la que llueve en Ferrol en diciembre.

Llegamos demasiado tarde a Sognal y el último ferry para cruzar el fiordo ya había partido, de tal forma que no pudimos ir a ver la famosísima iglesia de Urnes, de la que ya os hablé ayer. Por eso, mañana nos vamos a levantar muy tempranito para ir a verla y no perder el resto del día. En el camino, nos paramos a ver el Museo noruego de los glaciares, en donde aprendimos que como no cambiemos la forma de gestionar el mundo, dentro de poco no habrá ni glaciares ni leches…

Os recomiendo el museo; muy bonito. Está a la salida de un túnel de peaje de siete kilometritos, al pie del glaciar de Boyabreen. Es en realidad parte de un macroglaciar llamado Jostedalsbreen, que es el más grande del continente europeo, superado sólo por un glaciar islandés. En el museo nos proyectaron una película preciosa en la que se sobrevolaba el glaciar en helicóptero. Vale la pena.

Tuvimos un día muy soleado, aunque por la noche hace bastante frío. A diferencia de lo que ocurría por encima del Círculo Polar Ártico, ahora ya se hace de noche como Buda manda (ya lo echábamos de menos), aunque sólo sea por unas pocas horas. Ya podemos dormir tranquilos.

No tengo ninguna foto para enseñaros de hoy, pero mañana prometo hacer fotos para que las podáis ver (además, el día promete: vamos a ver la iglesia de Urnes y el pueblo de Flam, que dicen que es estupendísimo).

Mañá, máis. Unha aperta a todos.

Evaristo o Listo.

¡Hola! Ayer no pude escribir el blog porque estuvimos en un cámping un poco cutre y no tenía Internet. Eso sí, la cabaña era preciosa, y estaba al borde de un fiordo impresionante. Pero el dueño del cámping no apreciaba mucho las nuevas tecnologías.

Se trataba de un tío alto, encorvado y con la mirada torcida. Guardaba la distancia físicamente y te hablaba de forma peculiar. Vivía dentro del cámping, en una caravana destartalada al lado de las cabañas. De verdad que las pintiñas eran las de un escapado de un psiquiátrico… Damos con cada individuo… Eso sí, el tío era majo, pero es de esos de los que te esperas que te ataquen con una motosierra en cualquier momento en la oscuridad de la noche.

Una fotito de la cabaña:

En el grupo ya lo hemos comentado más veces: tenemos la sensación de que en Noruega no hay término medio; o te encuentras con gente encantadora que se desvive por ayudarte o, al contrario, te encuentras con gente rara, introvertida y con cara de pocos amigos.

Y ya no digamos cuando toca pagar… El otro día F. dijo que tenía sed y se pidió una cerveza en un bar. Teníais que ver la cara que puso cuando le cobraron la friolera de… ¡¡9 euros!! por la cervecita. Y es que por algo Noruega tiene fama de ser el país más caro del mundo. Desde entonces rellenamos las botellas en el río… Menos mal que traemos el cofre lleno de pasta y arroz (ya tenemos cara de tortellini). Y es que hoy hace un mes que salimos de casa, y llevamos encima 8.000 kilómetros de macarrones y arroz con tomate. Ya empezamos a estar cansados…

En fin. Os voy a contar lo que hicimos el martes, 11. Nuestro día transcurrió en Geiranger, un precioso pueblo al pie de un fiordo que tiene el mismo nombre. Llegamos allí al mediodía, después de un par de horas de viaje en las que tuvimos la oportunidad de detenernos a disfrutar de una garganta chulísima de cuyo nombre (impronunciable) no quiero acordarme:

Además, nos pillaba de paso la carretera del Troll (Trollstigen), que ya habíamos visitado el día anterior, y aprovechamos para hacer alguna que otra fotillo adicional. Mirad qué preciosidad:

La carretera, entre montañas, nos llevó desde el nivel del mar hasta los mil metros de altura en poco más de un cuarto de hora. Las curvas son tan cerradas que parecía que nos íbamos a caer por el precipicio:

Y por fin, el Geirangerfjord o fiordo de Geiranger:

Aquí tenéis el mapa para que veáis en donde estamos:

Fotito de grupo desde un mirador muy bonito:

¿A que da vértigo?

Después de dejar las maletas en el cámping de Jack el Destripador, nos fuimos a coger un crucerito por el fiordo. Bueno, no me voy a tirar de la moto. Se trataba de un ferry de transporte como otros que ya hemos cogido anteriormente, pero que hace un recorrido de interés turístico y por tanto, incluye una explicación por megafonía. En nuestro viaje coincidimos con una excursión de españoles y por eso tuvieron la deferencia de incluir la explicación en nuestra gloriosa lengua cervantina. Eso sí, después del noruego, el inglés y el alemán.

Aquí tenéis a F. en la cubierta disfrutando del viaje:

En Geiranger había fondeado un barquito chiquitito que se llamaba “Costa Mágica”, en castellano. Supongo que se trata de un barco español haciendo un crucero por los fiordos. Ya me gustaría a mí ir en esa chalupa:

Pero reconozco que nuestro crucerito tampoco era incómodo, aunque no tuviera butacas de cuero ni jacuzzi:

Al final del fiordo había un pueblo cuyo nombre tampoco recuerdo (¿qué queréis? ¡¡Lo mío no son los trabalenguas!!) No era gran cosa, pero tenía una iglesia preciosa, tan sobria como la del otro día y mucho más acogedora que las iglesias católicas a las que estamos acostumbrados. Además, había una cascada muy bonita en pleno centro:

Otra fotito de grupo con la cascada:

Ya de vuelta en el cacharro, nuestras niñas:

Y ya en Geiranger, me llamó la atención la traducción que hicieron al castellano en esta tienda: “Intercambio de modernidad adentro”. En la foto no se aprecia, pero alguien escribió con un punzón en el cartel: “MONEDA” en vez de “modernidad”. Es que los noruegos son muy modernos:

Hoy miércoles 11 por la mañana, arrancamos hacia el glaciar de Brikdals (Brikdalsbreen, en noruego). En el caminito de tierra que une el cámping de Jack el Destripador con la civilización había unos potritos que nos vinieron a despedir. Uno de ellos hasta se atrevió a apoyar la cabeza en mi ventana para que lo acariciara, el tío descarado:

Ya de camino, paradita con las montañas nevadas al fondo. Nos explicaron que en Noruega hace frío hasta más tarde que en el sur de Europa. Por eso,  la nieve no se derrite hasta el mes de agosto. De ahí que veamos montones de cascadas allí por donde vamos: estamos en pleno deshielo.

Nos detuvimos a comer en un lago que se nutre enteramente del agua de los glaciares que se deshielan. Tiene un tono verde y te la puedes beber tranquilamente. Eso sí, está muy fría.

Estuve tentando de darme un bañito, pero una vez más me rajé. Además, hoy me puse un poco mal de la garganta. Las fotos que hicimos hablan por sí mismas:

Un glaciar al fondo:

Para llegar al glaciar de Brikdalsbreen (lo cual es una redundancia) hay que dejar en coche en un aparcamiento (de pago, como todo por aquí) y caminar durante 45 minutos por un senderito precioso paralelo a un río que nace precisamente al pie del glaciar y que se nutre íntegramente de su agua. En esta foto veis el río con el glaciar al fondo (y de regalo, la Mari toda feliz):

Más río, más glaciar y más Mari:

Ya al pie del glaciar, nos encontramos con una cuerdecita y un cartel que prohíbe acercarse al glaciar, a no ser asumiendo enteramente la responsabilidad. El texto explica en noruego y en inglés que te puede caer encima una avalancha, que puedes resbalar, que puede subir bruscamente el nivel del agua y arrastrarte, o incluso, que la parte frontal del glaciar se te puede caer encima (estamos en pleno deshielo).

El caso es que una parte de los turistas que estaban allí se animaron a saltar el cordoncito y a pasearse por el pie mismo del glaciar. Hete aquí que Alejandro estaba acariciando la posibilidad de hacer lo mismo en el preciso instante en que se produjo un enorme estruendo y se derrumbó una parte del glaciar, precipitándose al río toneladas de hielo. La gente que estaba abajo salió corriendo y no sé cómo no se les vinieron los pedruscos encima. Inmediatamente, Alejandro cambió de idea y se contentó con hacer esta foto de los restos del desprendimiento:

El glaciar, visto desde el camino de vuelta:

Alejandro en plan chuliboy, al pie del río:

Y las chicas, que tampoco se quisieron quedar sin foto:

Mañana nos vamos a ver la iglesia de Urnes, a un par de horitas de aquí. Se trata de una iglesia hecha enteramente de madera en el siglo XI (creo que en la época vikinga). Es la más antigua del país. Y me voy a dormir, que son las mil. Un abrazo a todos y gracias por vuestros comentarios, aunque no siempre tengo tiempo de contestar a todos.

Auf wiedersehen!

Leche carbonizada en Mardalsfossen

Publicado: 09/08/2010 en Noruega

Hooooola. Aquí estoy otra vez para contaros lo que hemos hecho hoy. Tengo que aprovechar, que tenemos una wifi estupenda en este cámping. Tenemos una cabañita de lo más cuco, con cuarto de baño y un salón enorme para dar fiestas 🙂 Es la misma de ayer; nos quedamos aquí dos noches.

Hoy hemos ido de excursión a pasar el día a una catarata que está a 130 kms de aquí. Se llama Mardalsfossen (o la catarata de Mardal). Tiene una caída de chorropotocientos metros y es aspetacular. Antes de salir, Alex calentó la leche para el desayuno y se le quemó hasta el punto de que sabía a carbonilla. Probamos a tomarla con Cola-Cao y hasta a echarle ginebra, pero ni patrás… Aquí tenéis al inventor de la leche carbonizada, haciendo ostentación de la herramienta utilizada para su fechoría:

En la paradita para comer, nos preparamos unos bocatas y compramos un yogur líquido. El problema es que no teníamos cucharillas y nos manchamos un poquito…

Estuvimos a un tris de bañarnos en una playita de piedras que había en el lago. No traíamos ni bañador ni toalla. Como no había nadie, estuve a punto de meterme como Alá me trajo al mundo, pero al final me rajé por miedo a acatarrarme. ¡Queda pendiente!

Mirad qué paisajes más bonitos hemos visto hoy:

Aquí tenéis a F. posando para la cámara:

Y por fin, el principio de nuestra ruta de senderismo:

Dos horas para subir y dos para bajar. Una paliza; máxime teniendo en cuenta que dos dos últimos kilómetros eran de pedregal puro y duro escalando una montaña. Tuve miedo varias veces, porque había muchas piedras que resbalaban y era realmente peligroso.  Pero al final tuvimos nuestra recompensa: una catarata espectacular:

Nos quejamos durante la subida, pero hay que reconocer que sólo en un país como este puede quedar una maravilla así en estado tan salvaje. Si fuera en España, habría una escalera mecánica construida a lo largo de un paseo fluvial de cemento con cuatro carriles y una mediana, más aceras, farolas y carril bus. Amén de una cadena de hoteles al pie de la cascada y dos chiringuitos para tomarse una cerveza. Pero aquí no. Aquí te rompes la crisma para ver la catarata:

Los paisajes del camino de vuelta:

Laguito al atardecer, entre montañas:

Se me olvidaba enseñaros esta fotito de Alejandro ligando con una chica noruega que también estaba subiendo a la catarata. Ya tiene su correo y esto prometeeeee…

Y cuando veníamos de vuelta en el coche, me fijé que había una furgoneta con matrícula española parada en el arcén de una carretera de esas que hay por aquí, en donde Jesús perdió la zapatilla. Les pité y me paré. Se llamaban Jesús y Carlos y eran de Granada. Hacía días que no veíamos a ningún español. Uno de ellos vive en Alemania desde hace un año, así que el otro se fue en avión hasta allí y se vinieron en la furgo. Les hemos dado la dirección de este blog para que nos sigan. ¡Un saludo!

Mañana nos vamos al fiordo de Geiranger, a poco más de una hora de camino de aquí. Vamos a hacer el viaje por la mañana, a dejar las cosas en el nuevo cámping (debe de ser el número 15 en el que estamos) y rápidamente nos iremos a ver si podemos hacer un crucero por el fiordo. Sabemos que los hay, y desde donde salen. Pero no hemos sido capaces de reservar plaza en Internet, así que vamos a la aventura. Ya os cuento mañana, si la wifi va bien.

Un abrazo a todos.

La bola y el troll

Publicado: 08/08/2010 en Noruega

¡Hola de nuevo! Tal y como estaba previsto, hoy hemos cubierto la distancia que separa Trondheim de Andelsness. Por el camino vimos paisajes tan bonitos como este:

Durante el camino nos detuvimos a comer en las inmediaciones de un complejo hotelero con cabañitas y mucho césped y Alex y yo nos pusimos a jugar a las palas.

Hete aquí que, en una de estas, se nos quedó la pelotita dichosa en las ramas de un árbol. No podéis ni imaginar la que montamos para recuperar la pelotita, porque ni siquiera veíamos en qué rama estaba. Primero nos subimos a una escalerita de mano que llevamos en el coche y sacudimos las ramas con un palo. Como no había forma, fuimos al hotel a pedir ayuda y poco menos que nos mandaron a la porra. Entonces, mangamos una escalera de tres metros de alto, pero estaba muy inestable y no nos atrevimos a subir. Luego (tras devolver la escalera), probamos a tirar piedras a las ramas y cayeron todas las piñas del árbol, pero no apareció la pelotita. Siguiendo la interpretación de mi compañera Martix, empezaba a suponer que un troll se la habría llevado.

Cuando nos íbamos a marchar, las niñas vieron una ardilla y se entretuvieron con ella, lo que nos permitió hacer un último intento. Entonces, in extremis, Alex vio la pelota y yo la hice caer con el pelouro. Menuda aventura, la bola en el árbol…

Cuando llegamos al cámping, dejamos las cosas en la cabañita (ya llevamos tantas cabañas que las confundimos todas unas con otras). Y entonces, nos fuimos a hacer la famosa subida de Trollstigen (la carretera del Troll). Se trata de una carretera de 13 kms que sube por un valle hasta lo alto de una montaña gigantesca, en donde hay un mirador. Es tan espectacular que es mejor que veáis las fotos para poder haceros a la idea:

Es el sitio turístico más visitado de Noruega, con 800.000 visitantes por año. Fotito del grupo en el mirador, después de serpentear por la carretera arriba:

En el complejo para turistas que había en el mirador encontramos una tienda que vendía trolls pequeñitos. Dicen que abundan por aquí los trolls, y que se llevan a los políticos de la Consellería de Educación y no aparecen nunca más…

Los bosques de los alrededores, espectaculares. Breathtaking…

Parecía que iba a salir Frodo, del Señor de los Anillos, de detrás de cualquier piedra:

Y qué lago tan soberbio:

Mañana nos quedamos por aquí para hacer una ruta de senderismo por las inmediaciones. Seguro que las fotos son tan bonitas como estas, y estaré encantado de enseñároslas.

Un abrazo a todos.

Evaristo el Listo.

Trondheim

Publicado: 07/08/2010 en Noruega

Hola de nuevo. Aquí tenéis mi segunda entrada del día, esta vez con fotos fresquitas. Aquí un mapita para que veáis en donde estamos:

Como ya os he dicho, Trondheim es la segunda o tercera ciudad noruega por importancia, tras Oslo. Parece ser que antiguamente era la capital del país y todavía hoy los reyes vienen a pasar unos días al año a la ciudad. Es una ciudad encantadora, con un casco antiguo muy bonito, casas preciosas y con un ambiente fenomenal. Nos hemos venido de vuelta al cámping con algo de pena porque había un ambientazo en el centro espectacular.

Pero mañana arrancamos tempranito, para llegar pronto a Andalsness y poder empezar a ver por fin las cosas que nos hemos propuesto. Nos ha llevado una semanita bajar desde el Cabo Norte, pero por fin estamos a las puertas de ver más cosas bonitas. Como ya estamos al sur del Círculo Polar Ártico, ya se vuelve a hacer de noche. Eso sí, os diré que a las once y media de la noche todavía queda algo de luz, y hacia la una de la mañana ya vuelve a amanecer. Así que poca diferencia hay, todavía. Aquí tenéis nuestra rutita de mañana:

Hoy por la mañana he vuelto a ir a la piscina. Esta vez me acompañó Mari. Ahora ya me encuentro mucho mejor de la espalda. Además, hemos aprovechado para reservar el ferry Oslo – Kiel y evitarnos así volver a pasar por Dinamarca. Contamos con estar de vuelta en casa el día 24. Antes de ayer, viniendo para Trondheim, tuvimos oportunidad de detenernos a ver unas cataratas muy bonitas. Como no os enseñé la foto, lo hago ahora:

En cuanto a Trondheim, que sepáis que hay orinales libres en la calle (por si estáis por aquí un día y tenéis un apretón):

Estuvimos en una iglesia protestante que me encantó. A diferencia de las iglesias católicas, esta tenía una distribución menos jerárquica: no había un altar para el sacerdote, de tal forma que éste se coloca al mismo nivel que los fieles al dar la misa. Además, la particular disposición de los bancos sugiere que se celebra misa más que se oye. Y en cuanto a la ornamentación, es mucho menos ostentosa que en las iglesias católicas.

Y finalmente, nos llamó muchísimo la atención que en la parte de atrás hubiera un mostrador y unas mesas tipo cafetería, con café, té y pastas gratis para quien quisiera servirse. Sobre una mesita, diferentes versiones de la Biblia, algunas de ellas comentadas y otras en idiomas diferentes, para que todo el mundo las pueda leer. Muy distinto del mundo católico, en el que muy pocos leen la Biblia sino a través de la interpretación del cura. Y si la misa es en latín y no se entiende, mejor. El de Redes, que entiende mucho de esto, a lo mejor me quiere corregir o dar más información a través de un comentario; es bienvenido… jeje.  Mirad qué foto:

Una panorámica del centro histórico de la ciudad, con el canal y las casitas pintadas de colores:

La ciudad es famosa por sus plantaciones de “grandes nabos”:

(es broma). Mirad qué casa más bonita:

Y ¿qué me decís de esta panorámica desde la fortaleza de la ciudad? Eso sí, la fortaleza no vale ni dos duros, en nuestra opinión. Pero las vistas son preciosas:

Para cenar, nos fuimos a un restaurante que nos habían recomendado, a comer carne de reno. Allí nos atendió una chica en español, y nos dijo que había estado varias veces en España. Ya es la segunda vez que nos pasa eso hoy, porque en un pub nos sirvió unas cervezas otra chica que también hablaba español. Ambas nos contaron que lo estudiaron en el colegio.

Nuestra carne de reno:

No se os ocurra pedir una cerveza en Noruega. Cada vez que lo hacemos, pagamos una media de 8 a 10 euros. Y la piscina cuesta 17 (menos a Mari, que le cobraron la mitad por ser estudiante… grrrr).

Mañana, más. På gjensyn!!! (“Hasta la vista”, en noruego)

De ruta

Publicado: 07/08/2010 en Noruega

Hola de nuevo. Antes de ayer no me pude conectar a Internet porque dormimos en una cabaña pequeñita que no tenía wifi. Y ayer, por fin, llegamos a Trondheim, que es la segunda o tercera ciudad de Noruega. Como es una ciudad más o menos grande, salimos a cenar y llegamos tarde. De ahí que tampoco ayer me dedicara a escribir.

Ayer estuve en la piscina mientras los demás se dedicaban a conocer la ciudad. Alejandro estuvo en una misa en noruego para turistas con música gregoriana. Las chicas estuvieron de compras y haciendo turismo. No tengo mucho tiempo para escribir ahora y tampoco hemos visto cosas espectaculares, así que no os voy a enseñar ninguna foto de momento. A ver si hago fotos de Trondheim hoy y os las enseño por la noche.

De hecho, estamos en ruta y no hay nada realmente interesante que mostrar. Hemos cumplido nuestro objetivo de visitar Laponia y el Cabo Norte y ahora nos dirigimos al sur de Noruega, que es la parte más interesante a nivel de fiordos, glaciares y paisajes bonitos. Y entre una cosa y la otra median 2.000 kilómetros que estamos haciendo en seis o siete etapas en los que no hay gran cosa que contar.

En este preciso instante estamos poniendo una lavadora de 10 kilos (con la ropa de los cuatro, evidentemente) y desayunando tranquilamente. Ahora voy a volver a la piscina (me molesta la espalda otra vez) y después estamos considerando la posibilidad de ir a cenar carne de reno, que como imaginaréis es típica de por aquí.

Mañana salimos para Alesund y entonces habremos alcanzado la parte de Noruega que queremos ver ahora. Tenemos pensado hacer un crucerito por un fiordo, visitar un glaciar y subir a Prekestolen, la pared vertical más alta de Europa. Vamos a hacer fotos soberbias (y espero enseñároslas en este blog, claro está). Después iremos a Oslo, en donde meteremos el coche en un ferry en dirección a Kiel, Alemania. De allí iremos a Ámsterdam, en donde Alejandro se cogerá un avión a Santiago. Y los que quedamos, pondremos rumbo a París, en donde espero visitar a mi familia.

Un saludocho y a ver si os traigo fotos frescas por la noche. Si no, mañana.

Evaristo el listo.

Piscina en Bodo

Publicado: 04/08/2010 en Noruega

¡Hola! Continuamos bajando por la costa noruega. Hoy nos hemos separado: Alejandro y yo nos hemos ido a la piscina en la ciudad de Bodo, mientras Mari y F. se dedicaban a hacer turismo. Después nos metimos en la carretera, siempre hacia el sur. Esta ha sido nuestra ruta de hoy:

Esto es más o menos lo que llevamos hecho hasta ahora:

Aquí tenéis a F. en Bodo. Me acaba de pasar la foto ahora mismito; está recién salida del horno:

Y aquí me tenéis a mí. Para que veais que yo también duermo en el coche:

Hacia la media tarde hemos traspasado de nuevo el Círculo Polar Ártico. Esta vez no tenían un complejo tan turístico como en Finlandia; apenas un chiringuito con restaurante y baños y una pequeña estátua. Ni siquiera había línea trazada en el suelo marcando el Círculo. Aún así nos detuvimos un rato a hacer unas fotos y tomar un refresco. En la tienda tenían unos renos disecados:

En esta foto podéis ver a las niñas haciendo una montaña de piedrecitas en el Círculo Polar. Cada un pasa o tempo como pode:

El paisaje cambió bruscamente a lo largo de los 300 kilómetros que recorrimos. A veces nos encontramos atravesando bosques frondosos con ríos, lagos, etc. y otras hemos visto paisajes casi lunares. En las montañas siempre hay nieve. Durante el viaje ha habido momentos de lluvia, tormenta y sol. Andamos sobre los 10-12 grados centrígrados. Visto lo visto, ahora entiendo por qué España se llena de turistas escandinavos durante el verano. ¡¡Aquí no hay quien pare!! Y eso que es verano. No quiero ni pensar cómo será el invierno por estos pagos. Hay nieve en pleno mes de agosto:

Mañana más. Un abrazo a todos.

Evaristo el Listo.